Saber que puedes perder tu empleo genera un constante estrés laboral.
De hecho quedarse sin trabajo es el mayor dolor en la vida de una
persona después de la muerte de un ser querido. Así lo afirma el libro
Rites of passage / John Lucht, que explica la similitud entre vida y
trabajo así como el duelo que vive quien es despedido o deja la empresa
donde laboró durante años.
Si bien en las nuevas generaciones de Millennials se observa una mayor
apertura al cambio y al desarraigo laboral, en las generaciones X, Y y
anteriores, el estrés aumenta al saber que puedes perder el empleo por
edad, improductividad, recortes o cierre de la compañía.
El estrés laboral se define como el estado de ansiedad o
nerviosismo que la persona experimenta en su ámbito laboral o en la
empresa, y su principal consecuencia negativa es la somatización del
estrés hacia su estado de salud emocional y físico, con padecimientos
que van desde una jaqueca hasta un agresivo cáncer o el suicidio.
El origen del estrés laboral es multifactorial; si bien hay personas con
mayor predisposición a tolerar el estrés, existen circunstancias que lo
detonan como el mobbing o acoso en el trabajo, las metas inalcanzables
impuestas por los jefes o los conflictos éticos en los que llega a verse
atrapado un colaborador que lo orillan a ser cómplice o por lo menos a
no denunciar -por ejemplo- actos de corrupción o de acoso sexual.
También se genera estrés laboral si se recibe un sueldo bajo que
impide llevar el sustento adecuado a la familia, o si el salario es alto
porque de perderlo, se sacrifica un estilo de vida con ciertas
comodidades al que nos acostumbramos.
Cuando la tarea asignada es mayor que la habilidad de un trabajador
para desempeñarla, o si los procedimientos y responsabilidades en una
empresa no son claros, es más común que se genere estrés. De igual
manera, si las jornadas son exhaustivas o se corren riesgos de trabajo
sin mayores garantías de protección en actividades como chofer de
tráiler de carga o trabajos en el sector minero.
Sin embargo, las empresas tienen la posibilidad de evitar el estrés
laboral a través de medidas tanto preventivas como correctivas. Entre
las primeras se encuentran la de emplear instrumentos de detección de la
personalidad para ubicar a cada colaborador en el cargo adecuado o las
entrevistas ocasionales para sondear el ambiente y los sentimientos
hacia la compañía.
Además, puede recurrirse a las mediciones sobre clima laboral o a la
de 360 grados mediante la cual la persona es evaluada por sus jefes,
colaboradores, pares, clientes internos y externos, logrando una visión
más amplia de su conducta y desempeño.
En cuanto a las medidas correctivas podemos mencionar los cambios de
área, las jornadas de trabajo con horarios flexibles, asignar un coach o
mentor a quien está estresado y en caso extremo e insalvable, la
reubicación, la renuncia o el despido.
Por su parte, el trabajador puede administrar o evitar el estrés con
opciones sencillas y saludables como practicar algún deporte o técnicas
de relajación, en lugar de optar por vías autodestructivas para escapar
del estrés como el alcohol, drogas o la violencia.
En la experiencia de Evolucione, entre las principales realidades que
detonan el estrés colectivo se encuentran los recortes o fusiones entre
compañías. En estos casos, recomienda 5 acciones muy puntuales que
aminoran la crisis y transmiten confianza a los colaboradores:
1. Una comunicación clara y constante con toda la organización.
2. Transparencia en el proceso de recorte y los criterios de selección
de los que se quedan: antigüedad en la compañía, si tienen hijos o no,
mejor desempeño y habilidades.
3. Reubicar en la medida de lo posible a los que fueron recortados en
compañías hermanas, o negociar esquemas de free lance para conservar el
trabajo.
4. Hacer el proceso de salida rápido y claro.
5. Contar con programas de transición de carrera (outplacement).
Finalmente valdría la pena equilibrar el estrés laboral
exógeno al que hoy en día se ven expuestos colaboradores de muy diversas
industrias, con el estrés endógeno el cual surge como una potente
energía que nos impulsa a dar resultados, y nos mueve a la
competitividad con propósitos más elevados.
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