Hoy las organizaciones productivas deben responder y actuar con gran capacidad de adaptación y velocidad a la globalización que se vive, y esto deriva en la flexibilidad que logran en el proceso de atracción, contratación y retención de su capital humano.
Las empresas competitivas recurren a fórmulas alternas de administración de su capital humano, como el outsourcing y a la tercerización.
Las empresas competitivas recurren a fórmulas alternas de administración de su capital humano, como el outsourcing y a la tercerización.
El outsourcing en un sentido amplio se entiende como la contratación externa de recursos o transferencia de algún proceso de negocio de una empresa hacia un tercero, generalmente basada en la obtención de resultados concretos, en la mayoría de las ocasiones con la finalidad de que la empresa exteriorice parte de su actividad a efecto de que se elaboren bienes o servicios por un tercero que se dedique a ese proceso y sujeto a la aceptación o no del producto o servicio terminado.
En contraste, la tercerización laboral, como la contratación que realiza una empresa o negociación, de servicios especializados de otra empresa externa –con debida solvencia técnica, económica, y legal- que le pone a disposición empleados calificados para la realización de actividades especificas bien temporales o permanentes, que pueden ser supervisadas, siendo en todo momento esta entidad externa la responsable de todas las obligaciones del servicio ofrecido, de los empleados, ante las autoridades, y en general del cumplimiento normativo aplicable.
En México, estas fórmulas de administración del capital humano no han sido adecuadamente comprendidas, pues son vistas como esquemas de operación para la evasión de las responsabilidades –sobre todo laborales y fiscales-. A ello ha contribuido la falta de regulación de este tipo de procesos, la arraigada cultura laboral de sobreprotección del trabajador y la situación económica que ha elevado a proporciones inimaginables el número de mexicanos que trabajan en la informalidad.
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En búsqueda de una industria formal y al día en el cumplimiento de todo el marco regulatorio, en el año 2002 se creó la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH), la cual busca respaldar a las empresas responsables y serias en la industria, promoviendo el servicio de calidad pero apegado al cumplimiento de las leyes, bajo estrictos estándares y certificación de estos-, Asociación que agrupa actualmente a 20 empresas asociadas, reportando estos actividades tercerizadas con un promedio de 156,000 empleados y quienes gozan del acceso a todos sus beneficios laborales, de seguridad social, vivienda, retiro y demás previstos en la ley, destacándose además por impulsar el empleo formal, el trabajo digno –el promedio salarial mensual de estos empleados en el año 2015 fue de 9,731 pesos-, y fomentar alianzas estratégicas o de coadyuvancia con las entidades gubernamentales para una mejor aplicación y cumplimiento del marco regulatorio.
Lo importante de la utilización en estos esquemas de flexibilización y adaptación empresarial a un mercado más competitivo y demandantes, es que sustenten su decisión de llevarlo a cabo, en seleccionar a la empresa correcta, esto es, que cubra el perfil de una empresa debidamente establecida, con solvencia técnica, económica y legal que pueda dar garantías de experiencia y seriedad, deberá estar auditado por firmas externas –reconocidas- de que sus procesos fiscales, legales y administrativos son satisfactorios, y ante todo que sea transparente y acceder a demostrar el cumplimiento a sus obligaciones legales con sus trabajadores, tanto laborales como de seguridad social y todo lo que le resulte aplicable.
Por: Redacción Mundo Ejecutivo
Vía: Mundo Ejecutivo
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