Cómo salir del home-office con hábitos saludables



Te conectas a la oficina desde tu casa a las 8:00 a.m. Pasas toda la mañana entre juntas y respondiendo correos electrónicos. Haces una pausa a las 3:00 p.m. Te vuelves a conectar 3:30 p.m. realizando tu trabajo y, cuando ves el reloj, ya son las 7:30 p.m. Te desconectas para buscar en el refrigerador tu cena. Pero recibes un mensaje de la oficina donde te dicen que el reporte que debías entregar el fin de semana urge para hoy. Así es que vuelves a conectarte y terminas a las 11:40 p.m. ¿Te suena familiar?

Desde antes de la pandemia, mucho se hablaba ya del derecho a la desconexión digital en el trabajo. Pero en la actual realidad, donde el home office (que a veces es improvisado, a veces forzado y pocas veces correctamente dimensionado) amenaza el estado de salud de los trabajadores, es vital que se replanteen las condiciones del mismo.

Lo que también es un hecho, es que dadas la condiciones económicas y de empleo en nuestro país, los trabajadores hemos llegado a una situación tan delicada que en ocasiones estamos dispuestos a pasar por determinadas circunstancias que, en otros escenarios de mayor estabilidad y abundancia de oferta de empleo, no toleraríamos.

La suma de todas las condiciones que viven los trabajadores (estrés por su salud y la de los suyos, estrés por pérdidas, estrés por el encierro, estrés por los cambios en la dinámica familiar y social, estrés económico, etc.) y la dinámica y dependencia laboral están produciendo hábitos de vida poco saludables. 

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Por ello es necesario que en lo personal hagamos un alto en la rutina actual y busquemos generar hábitos saludables que nos ayuden a desconectarnos de la oficina y a regular nuestras emociones para encontrar un balance en nuestra salud, tanto física como mental. Veamos algunos hábitos que nos pueden ayudar:



Reglas y horarios de conexión

La pandemia llegó de sorpresa y nos empujo a prácticas de teletrabajo forzado e improvisado. A pesar del tiempo que ha pasado, aún hay organizaciones donde ni los directivos ni el resto de los colaboradores tienen claras las nuevas reglas del juego. Esto ocasiona que se caiga en vicios y malas prácticas, como el pretender que estemos conectados más allá de nuestra jornada habitual de trabajo.

En ocasiones se piensa que como estamos trabajando en casa, hay más distracciones que quitan tiempo y, por ende, ese tiempo se debe reponer. 

Es imperativo romper con dicha dinámica y poner reglas claras que permitan la desconexión digital total. Es necesario tener tiempos limitados tanto para las labores de oficina como para las actividades personales. Y se debe poder llegar a este balance sin el sentimiento negativo que parezca que estamos cometiendo un delito.

Evitar consumos perjudiciales

El encierro y la rutina laboral nos puede llevar al ocio y hartazgo de la situación, llevándonos a consumos poco saludables. No necesitamos de “impulsos adicionales” para demostrar nuestra capacidad profesional. Debemos evitar el alcohol, el consumo de tabaco o el consumo de alimentos chatarra entre comidas. También evitar el uso de pastillas para poder conciliar el sueño, y huir de bebidas estimulantes para aguantar el ritmo durante toda la jornada.

Date un respiro

Algo que puede ayudarte no sólo a la desconexión digital, sino también a darle un descanso a tu mente y tus emociones, es la práctica de la meditación. El darnos 5 minutos por la mañana y otros 5 por la tarde, sin pensar en más que en tu manera de respirar es suficiente para darle ese descanso a nuestra mente. Estos pequeños recesos pueden ayudarte a estar más concentrado en tus actividades y ser más productivo.



Organiza tu tiempo 

Independientemente de si estamos trabajando de manera presencial o en modo home office, es necesario que organices tu tiempo. Saber decir “no” a los famosos “roba tiempos”, priorizar lo importante de lo urgente; y sobre todo, valorarte como profesional y no dejar llevarte por las prisas y las malas planificaciones de otros. 

Recurre a herramientas de gestión del tiempo. Tienes una gran variedad en el mercado y seguro podrás encontrar aquella que pueda ayudarte en tu caos personal.

Haz ejercicio

Muchas veces con solo 30 minutos al día de romper con tu vida sedentaria conseguirás beneficios inmediatos en tu salud. Si te gusta correr, corre. Si te gusta nadar, nada. Si simplemente prefieres dar un paseo por tu colonia, hazlo. No se necesita una gran inversión en materiales, ni de arriesgarse en lugares públicos donde pudieras contagiarte, ni siquiera una gran inversión en tiempo. ¿Quién no tiene 30 minutos al día disponibles para dejar todo a un lado y ponerse en contacto con la naturaleza, con sus pensamientos, con su “yo” más solitario?. No te dejes atrapar por la pereza, enseguida notarás los resultados y querrás más.

Fomenta momentos de calidad con tus seres queridos

No hay nada más terapéutico que una buena sesión de risas con tus seres queridos. Dedica tu tiempo libre a compartir momentos con la familia, con la pareja, con tus hijos, sobrinos, primos, con ese grupo de amigos que comparte café y risas alrededor de una mesa. Y no es necesario que estén reunidos físicamente. Existen diversas maneras de estar en contacto con las personas que queremos. 

Lo importante en este caso no es la cantidad de tiempo, sino que sean momentos de calidad, de los que te recargan las pilas durante el fin de semana o a última hora del día para afrontar al 100% el resto de la semana.

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Abandona las pantallas

La última recomendación es que en la medida de lo posible, una vez que acabes con las actividades laborales, te desconectes de todas las pantallas. Solemos terminar nuestro trabajo y distraernos viendo una serie, jugando videojuegos o navegando a través de nuestras redes sociales. Lo mejor es realizar actividades fuera del mundo digital: lee un buen libro, juega juegos de mesa, cocina aquella receta que más te gusta. Este tipo de actividades relajan la mente y hacen descansar los ojos de la fuerte interacción con las pantallas.

Recuerda que nadie podrá cuidarte mejor que tú. Ante las condiciones de trabajo en las que te encuentres, debes encontrar esos hábitos saludables que te ayuden a generar el balance necesario. No conviertas tu trabajo en una condena y haz tuyo ese viejo lema que dice “tienes que trabajar para vivir, no vivir para trabajar”.


Por: Equipo Editorial Evolucione





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